Se dice que la primera civilización que surgió en la antigüedad, fue la sumeria. que todo comenzó en la antigua Mesopotamia, en lo que hoy conocemos como Irak. Déjame decirte querido lector que eso es una completa mentira. En la historia humana existió una era tan infame, tan oscura, tan maldita. Que la tierra tuvo que hacer un desastre natural de proporciones bíblicas para que acabara. No hay muchos registros oficiales, sobre lo que en verdad paso. Pero los pocos que se han encontrado, han perturbado a los arqueólogos que los han descubierto y muchos al saber la terrible verdad, prefirieron suicidarse al ver lo más bajo de la especie humana.
Los historiadores no quieren contarla, las religiones sean cual sea, incluso aquellas que adoran al mismo lucifer, no quieren saber algo de esa época. No tiene un nombre como tal, pero los que han descubierto algo de este vacío histórico en la época humana. La conocen como la edad de la carne. Te preguntaras mi querido amigo, ¿Porque tanto secretismo a la hora de hablar de esta era? ¿No debería estar registrada en los libros de historia? ¿Qué lo hace diferente a las atrocidades cometidas en la inquisición o la segunda guerra mundial?
Te responderé con la más cruel de las verdades. Esa civilización que tenían un nombre que se perdió con el pasar de las eras, fue la responsable de haber cometido el primer genocidio ocurrido en la historia humana. Lo poco que se sabe es que fueron los primeros en usar barcos para transportarse a través de los océanos, pero mis teorías y la de mi equipo, sugieren que a pesar de que estas estaban hechas de madera, poseían decorados con los huesos de tanto humanos como animales, incluso creemos que, en alguna parte de estos abominables barcos de la muerte, había una parte que tenía la carne ya sea fresca o putrefacta de sus víctimas. Te podrás imaginar el nauseabundo olor que emitían, afligiendo y desesperanzando a sus futuras presas. Lo más aterrador de todo es que descubrimos que las velas que los impulsaban, no eran más que la piel sollozada de aquellos que cayeron en sus manos.
Como te podrás imaginar, varios de sus tripulantes eran esclavos capturados, a los cuales se los sometía a un dolor tan extremo que los más afortunados morían, pero aquellos que lograban sobrevivir, se volvían en un despojo humano sin conciencia, los cuales tenían sus ojos de alguna extraña manera cocidos o dañados, no lo sabemos con exactitud pero, sabemos que eran ciegos. Aunque lo más morboso era el hecho que se los obligaba a comer sus propias piernas cercenadas, solo cuando esta tenía rastro de putrefacción. Los ropajes si es que se los puede llamar así. Consistían en la piel, huesos y entrañas de aquellos con la suficiente mala suerte de encontrarlos. Su dieta como lo podrás adivinar, se consistía en comer únicamente carne, sobre todo la humana. Su única bebida era la sangre de sus víctimas. En una piedra se escribió para la posteridad una frase que marcaría su civilización para siempre.
“” No hay nada más dulce y exaltante, que la sangre de un infante recién nacido””
La ciudad principal, creemos que estuvo ubicada en lo que hoy conocemos como la isla de Sumatra. No encontramos mucho acerca de esta ciudad perdida, ya que los documentos encontrados en excavaciones, no han dicho su nombre. Pero si nos han revelado, como era el día a día de esa urbe antigua. La única palabra para describirla, es el paraíso para los asesinos más enfermos e inhumanos que han existido en la historia de toda la especie humana. Se promulgaba un libertinaje de lo más enfermo y salvaje que existió. Donde se permitía los asesinatos, el canibalismo, infanticidio, las violaciones, parafilias de toda índole e incluso nuestras investigaciones demuestran que la tortura, nació en este infierno en la tierra.
Todo el mal del hombre, convergiendo en un único punto en la tierra. Ya podrás visualizar en tu mente, como estaban manchadas las calles y paredes, tanto de la sangre como de otros fluidos provenientes del cuerpo humano. Pero, ante todo eso, había algo más que sobresalía de esa locura. Ellos habían construido una estatua en la parte más alta de la ciudad, esa construcción estaba hecha de la carne arrancada de sus víctimas y de sus propios pobladores. Aquella edificación tardo años, pero al completarse fue una obra de arte a lo más oscuro y bajo que existe.
Aquella escultura, al parecer fue tan grande, como la del coloso de rodas. Ya te podrás dar una idea de a cuantos desgraciados, tuvieron que sacrificar para completarla. La forma que le dieron, parecía como la representación de su estilo de vida. Ya que era de una apariencia corpulenta, que llegaba a la deformidad, a tal punto que parecía una abominación hecha de músculos. Notamos que poseía ciertas marcas triviales en la gran mayoría del cuerpo. Sus manos terminan en unas afiladas garras, que estaban hechas de hueso tallados de cientos de humanos. En su espalda resaltaban alas que parecían la combinación entre las alas de los insectos y una forma parecida a la mitad de una estrella de mar. Su parte inferior era parecida a las de un sátiro, pero sin el pelaje característico, siendo más deformado en lo que sería la tibia. lo resaltante seria su cola la cual terminaba en dos huesos, en ambos costados.
No sabemos con exactitud su nombre, pero los pobladores que no pertenecían a la clase alta. Lo llamaban simplemente, El dios de la carne. Pero hay algo que encontramos y no podemos explicar, ya que algunos relatos mencionan que las cuencas vacías de los ojos, en algún punto del año se prendía de un fuego de color verde, que incluso una de las palmas se prendía en llamas. Lo que nos pareció algo curioso es el hecho que, a pesar de tener fuego, la estatua nunca se quemó. Pero sabemos que cuando eso pasaba la gente entraba en un estado de hipnotismo lo que hacía que se volvieran en unos completos salvajes que se mataban unos a otros. Todo terminaba cuando los sacerdotes se peleaban y el que ganaba era el nuevo sumo pontífice. Esta fiesta del salvajismo se la conoció como el gran frenesí.
Solo logramos encontrar una pequeña parte de sus rituales, dos de mi equipo quedaron perturbados. Ya que en una piedra describían, que esperaban que el oráculo pariera un bebe, al cual se le degollaba como si fuera una gallina. La sangre seria echada a la estatua y posteriormente, los sacerdotes se comerían el cuerpo del infante. Esta era tan infame de la época humana, termino cuando el Toba erupciono, acabando consigo con la gran parte de la vida en la tierra. Muchos dicen que la misma tierra fue quien hizo que el toba estallara, ya que estaba cansada de la maldad de sus habitantes. Llevándose y enterrando consigo la leyenda de una ciudad donde había una estatua hecha de carne, la cual se perdería con el pasar del tiempo.
De seguro mi amigo, te estarás preguntando ¿Porque se empeña en olvidarla? La respuesta es simple. No hace mucho se encontró un gravado en un idioma antiguo, apenas se pudo traducir una frase de lo que dice. Pero lo que descubrimos fue lo mas aterrador y que escapa a nuestras teorías en esos momentos.
“” Una época nueva de la carne surgirá, cuando la invocación sea pronunciada. Larga vida al dios de la carne.””
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